Fismuler Barcelona: al otro lado del espejo, una gran casa de comidas
A mediodía, tras los cristales de espejo del número 17 de la calle Rec Comtal, que preservan los bajos del Hotel REC, se esconde una oferta gastronómica singular recién llegada a Barcelona tras dos años de rotundo éxito en Madrid.
La inauguración de Fismuler Barcelona aporta comida rica y sabrosa, sencilla, con productos frescos de pequeños proveedores locales de calidad, con elaboraciones de alta cocina que mejoran recetas tradicionales o simples creaciones dignas de la nouvelle cuisine. “Platos que no requieren explicación una vez has leído la carta” afirma Jaime Santianes, quien dirige este nuevo restaurante en pleno corazón del Born, uno de los barrios más cosmopolitas de Barcelona.
“El concepto Fismuler, explica Patxi Zumárraga, nace de los viajes que Nino [Redruello] y yo hicimos por el norte de Europa. Descubrimos una cocina natural, sencilla, chula, con productos de proximidad. Y desde el principio, entendimos que era un concepto para una ciudad tan abierta como Barcelona. Pero venir a Barcelona para nosotros era contar con Jaime en el proyecto. Se necesita alguien de confianza, de la casa”.
Y es que estos tres “jefes de cocineros” forjaron una amistad indisoluble en 2002 como stagers de El Bulli. “Fue como una mili”, apuntan, “aprendimos una forma de trabajar, de organizarse…” Pero sus raíces en la comida son muchas más profundas y su recorrido vital imprescindible para entender Fismuler.
“Fismuler es una gran casa de comidas, tenemos una carta corta de alta movilidad, con una generosa base vegetal, bien combinada, con riqueza de productos del mar y muchas conchas, buenos fondos y caldos y todo a partir de muy buen producto. Aunque utilicemos técnicas de alta cocina, nuestra elaboración es humilde, pero con la mejor técnica posible” explica con rotundidad Patxi. “Una casa de comidas en la que apetezca tomarte un buen plato, como la escalopa que te transporta a la niñez, pero que hemos adaptado incorporando el huevo poché y la trufa negra”. Y Jaime concluye: “Cuando dejamos el plato en la mesa no necesita contarse. Lo que has leído en la carta es lo que hay y puedes reconocerlo”.
Si les pides a estos chefs qué platos recomendarían no se lo piensan dos veces. “Nuestros platos tienen ‘sensaciones’ de grandes restaurantes que son parte de nuestro recorrido. Así que cuando montamos Fismuler pensamos incluir en la carta platos ‘inamovibles’: Una tarta de tres quesos (que conviene reservar al iniciar el servicio); la tortilla de ortiguillas; los garbanzos, la dorada o la escalopa que está en el origen de nuestro nombre”. Y es que los tíos de Nino habían visitado Figlmüller en Viena, y habían degustado los schnitzel o filetes empanados típicos de la zona, y cuando Nino y Patxi se planteaban abrir un restaurante especializado no dejaban de recordarles que visitaran “fismuler”. Y aunque ambos tienen la visita pendiente, bautizaron con el nombre ‘simplificado’ este nuevo concepto que abre ahora en Barcelona.
A Barcelona han traído el equipo de Madrid, que ya está formado y con experiencia. “Somos un equipo grande en Barcelona, con 15 personas en cocina, para una gran casa de comidas” reitera Jaime. Además de ofrecer una carta sabrosa, en Fismuler maceran sus propios licores, crean sus propios refrescos o infusionan el café… “porque nuestro objetivo es que la gente disfrute, lo pase bien, comiendo, bebiendo y con música en directo cada noche”.
Son ante todo tres amigos que saben exprimir la vida y aprovechar cada experiencia. Y quieren compartirlas y lograr que sus clientes lo sientan y se diviertan. Como la historia de la mesa larga, corrida, para interactuar con otros clientes, que nace de sus viajes, algunos en solitario, y que al llegar a una ciudad desconocida te permite conectar con la gente y descubrirla. “Y aquí en el Born tiene todo el sentido ser abiertos y compartir” concluyen.
Este restaurante de estética actual ubicado entre las paredes del Hotel REC, pero abierto directamente a la calle, encierra tras los cristales todo un mundo de sensaciones. En Fismuler se alimenta el estómago pero también el espíritu. Pidan mesa y sean de los primeros en comprobarlo en Barcelona, pues por ahora no tienen previstas nuevas aperturas.