Sant Felip Neri, exaltación de los sentidos en la plaza más triste de Barcelona

2017-08-24

sant felip neri

Si hay un lugar en el que la historia de nuestra ciudad nos interpela ese es sin duda la plaza Sant Felip Neri de Barcelona, que durante la Guerra Civil sufrió un bombardeo que segó la vida de 42 personas, la mayoría niños y que le ha hecho ganarse el apelativo de “la plaza más triste de Barcelona”. Incluida en la mayoría de los tours turísticos del barrio Gótico, esta plazoleta es tan conmovedora para los turistas como inexplorada para los locales. Igual que sucede con la plaza del Rey, nos encontramos con un espacio escondido, casi hermético, al que solo se llega si se busca expresamente o, como suele suceder, por desconocimiento.

Para acceder a ella desde la catedral conviene avanzar por la calle del Bisbe y girar a la derecha en Montjuic del Bisbe, una callejuela estrecha y virada por la que avanzas sin saber dónde te va a llevar. La angustia momentánea de las mentes más timoratas se ve altamente recompensada por el esplendor de uno de los rincones más bellos e inimaginables de Barcelona. Una fuente de agua con dos caños y una base octogonal preside una plaza que se convierte en una auténtica experiencia para los sentidos: La vista, al contemplar una plaza que parece sacada de otra época y que rompe con la ciudad que se erige dos calles más atrás. El tacto, al poder palpar y sentir en las yemas los trazos que la metralla del bombardeo dejó en la iglesia que da nombre a la plaza. El olfato, al percibir el aroma que desprenden las flores  de las tipuanas que ornamentan el lugar.  El oído, con el ruido de las risas y los gritos de los niños que pueden jugar a la pelota o al pilla-pilla con sin peligro de coches y motos circulando por allí. Y cuando ellos no están, los caños de la fuente o los pájaros rompen un silencio sorprendente para encontrarnos en el meollo de Barcelona. Para hacer la experiencia sensorial completa, faltaría el sentido del gusto, que se puede mimar con una copa o un helado en la terracita que hay en la misma plaza saliendo hacia la calle Sant Sever.

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La belleza del lugar quedó manifiesta en la foto que la instagramer @elenasarinena realizó para el concurso #lovebarcelona y que le valió ganar una experiencia romántica para 2 personas en el The Corner Hotel de Barcelona.

Aunque fue el más llamativo, el bombardeo no es el único hecho histórico en el que la plaza Sant Felip Neri es protagonista. También ha quedado para los anales como el lugar al que se dirigía Antoni Gaudí el 7 de junio de 1926 cuando fue atropellado por un tranvía en la Gran Vía, entre las calles Girona y Bailén.  Al ser confundido con un mendigo, por su forma austera de vestir, no fue socorrido de inmediato y acabaría muriendo tres días después a causa de las heridas sufridas en el accidente.

Afortunadamente, la plaza resurgió de sus cenizas. Se reconstruyó la iglesia y la escuela y se trasladaron allí los gremios de caldereros y de zapateros. Y lo que es mejor, vuelve a haber vida. Los niños vuelven a jugar y hacen de sus risas y sus gritos la mejor banda sonora que ese lugar pudiera tener. ¿Quién dijo que es un lugar triste?

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