Pez Barcelona: “El poder de la sonrisa es muy fuerte. Genera buen feeling en las personas”
Tras llenar las paredes, muros y cualquier superficie lisa de los cinco continentes con sus peces y figuras sonrientes, José Sabaté (Barcelona, 1976), conocido artísticamente como Pez Barcelona ha dejado su impronta en un muro de 40 metros que circunda el antiguo solar de la fábrica Metalarte, en Sant Joan Despí, y en el que Núñez i Navarro tiene prevista la edificación de 80 viviendas (11 de protección oficial y 7 cedidas al Ajuntament), parkings, trasteros y piscina comunitaria en la cubierta. Este proyecto es una continuación de una serie de alianzas que el Grupo ha ido tejiendo con artistas reconocidos del panorama barcelonés, como Carles Roig, que realizó seis murales de 2 metros sobre la cúpula modernista de La Rotonda que actualmente decoran cada una de las seis plantas del edificio o los diferentes artistas y creadores que han contribuido desde sus especialidades al desarrollo de la identidad tan característica del hotel REC.
En esta ocasión, el mural de Pez se trata de la primera obra de arte en un espacio abierto de Núñez i Navarro, que podrá ser disfrutada por todos hasta 2021, fecha en la que el muro será eliminado. Con motivo de su estreno, nos hemos colado en mitad de su proceso creativo para charlar un rato con él.
¿Cómo surgió en ti la necesidad de hacer algo considerado por muchos como una gamberrada?
Fue una evolución progresiva. Para mí el grafiti era un hobby de fin de semana. Yo era ingeniero informático y trabajaba para un banco. En el trayecto hasta las oficinas viajaba en tren y me entretenía viendo los grafitis. A partir de ahí empecé a estudiar los espacios que podía usar para pintar. Las vías del tren me gustaban porque eran seguras. Solo había trenes y ratas. Y además desde el tren se logra que muchas personas lo vean.
¿En qué momento viste que era una forma de poder ganarte la vida?
En 2002 perdí el trabajo y, a posteriori, fue lo mejor que me pudo pasar. Invertí un poco y creé una marca de camisetas. Un amigo me invitó a exponer en su tienda de monopatines. Yo le dije que lo mío era pintar murales en la calle. Y él me recomendó pintar cuadros. Así que de camino a casa recogí todas las maderas que encontré: puerta, trozos de monopatín y empecé a pintar sobre esas superficies…Fue como muy simbólico todo, ya que llevaba el “arte de la calle” a la galería. Poco a poco me empezaron a llamar de festivales y empecé a viajar por toda España. Justo en ese proceso se fue gestando un auge global del fenómeno grafiti gracias a la enorme difusión que tiene Internet que me permitió vender camisetas y darme a conocer en otros países.
¿Cuáles fueron tus influencias o fuentes de inspiración para dibujar?
Desde pequeño siempre me gustaron mucho Akira Toriyama (Arare, Dragon Ball), Matt Groenning (Los Simpson) y Jim Davis (Gardfield), además del artista Keith Haring, fallecido en 1990. Todos ellos crearon personajes simples y con mucha fuerza. Resultaban efectivos. Todos ellos me ayudaron a crear a PEZ, un personaje positivo, que a través de la sonrisa transmite vibraciones positivas, de buen rollo, que a su vez genera buen feedback.
¿Cómo nació el pez que te da nombre?
A mi unos amigos una noche me apodaron PEZ y me pareció muy simpático. Y yo que venía de la caligrafía pensaba que las letras en sí no aportaban nada. Traté de innovar. El grafiti es un lenguaje muy codificado y yo buscaba algo más universal, más fácil de entender. La influencia de los artistas mencionados me ayudó a crear a PEZ. Fue natural hacerlo y sentir la reacción de la gente que me decían que les alegraba las mañanas verlo sonreír.
¿Por qué sonríen todos tus personajes?
El poder de la sonrisa es muy fuerte. Genera buen feeling. Además la sonrisa alegra la calle y anima zonas abandonadas. También hace los personajes más cálidos, no tan invasivos.
¿Qué nos cuentan tus murales?
Más que contar me gusta que sean de libre interpretación. Jugar con mis personajes y que sean ellos los que transmitan.
¿Haces murales tematizados según el lugar en el que te encuentras?
Acostumbro a investigar la cultura de la zona y a reconocerla u homenajearla en el mural. Por ejemplo, en Sangüesa, Navarra, incorporé cigüeñas, porque son aves migratorias que se desplazan cada año a África y vuelven siempre a Sangüesa y cabezudos, ya que forman parte de su cultura.
¿Cómo ves el arte urbano y el grafiti en Barcelona actualmente?
Muy bien. La evolución ha sido muy grande. Cada vez los artistas de Barcelona son más reconocidos. Tenemos artistas consolidados como Kenor, Zosen y Sixe. A finales de 2005 hubo mucha represión en la ciudad. Algunos sobrevivieron pero muchos abandonaron. Hoy el arte urbano no es sostenible sin el arte contemporáneo. Un artista urbano lo tiene muy complicado para salir adelante pintando en la calle. Necesita exponer y vender en galerías, y ahí ya deja de ser urbano y pasa a ser contemporáneo. Lo bueno es que podemos hacer las dos cosas.
¿Es fácil para una persona que empiece ahora entrar en el circuito de colaboraciones, exposiciones y festivales?
Hoy es muy difícil llegar. La trayectoria de un artista urbano supone entre 10 y 20 años. Actualmente somos muchos consolidados por lo que alguien que empieza lo tiene difícil. Por el contrario hoy la difusión es mucho más sencilla. Porque con internet es más fácil llegar.
¿En qué estás trabajando actualmente?
Actualmente estoy realizando un Festival de Arte Urbano en Bogotá como curador. También estoy exponiendo en la feria de arte contemporáneo BARCU en Bogotá y en noviembre en la feria internacional de Shanghái. Además de arte plástico también estoy trabajando en Miami con un proyecto de la agencia MUSSA, en el que utilizamos nuevas tecnologías y realidad aumentada, de manera que obtienes dos obras: lo que ves sobre la pared y lo que ves a través del móvil o la Tablet. Otro proyecto en el que también estoy colaborando es con Graff Mapping, realizando un video mapping que presentaremos en la feria de Art Bassel.
¿Qué has intentado representar con esta primera colaboración con Núñez i Navarro?
He intentado hacer un homenaje a Barcelona. Núñez y Navarro quería representar en su muro arquitectura de Barcelona y yo tenía pendiente ese homenaje a mi ciudad y su grandeza. Fue una sinergia que me gustó. He intentado plasmar el modernismo, Miró, Mariscal, Gaudí y algunos elementos emblemáticos como el gato de Botero, Colón, el Tibidabo, Collserola y Montserrat, además de incorporar la local Torre de la Creu de Sant Joan Despí.
¿Cómo surgió el acuerdo para colaborar?
A través de la agencia de publicidad CHARLÊS que trabaja para Núñez y Navarro. Me interesó el proyecto porque teníamos un objetivo común y por su amplitud, 40 metros que permanecerán hasta la finalización de la obra, 3 años. Además sentí como un reconocimiento de que una empresa grande como Núñez y Navarro me llamase.