Puri Canals: “En sostenibilidad el primer paso es que todos actuemos a nivel local para regenerar todo nuestro entorno”
En Núñez i Navarro trabajamos día a día alineados con los valores de la sostenibilidad con el objetivo de mejorar el entorno de las personas. Y como Grupo nos interrogamos continuamente acerca del impacto que tiene nuestra actividad y la de nuestros colaboradores.
En esta dirección, uno de nuestros objetivos es ampliar y dar a conocer las voces expertas en mantenimiento de sostenibilidad. Por eso, hoy hemos querido compartir charla con la doctora en ciencias biológicas, Puri Canals, que actualmente ejerce como consultora medioambiental en el proyecto de la Comisión Europea EU Ocean Governance para el océano Atlántico y mares del sureste asiático. Una mujer, ejemplo de coherencia, que ha hecho de la sostenibilidad el pilar que articula su carrera profesional, y toda su vida.
Puri Canals es presidenta de MedPAN, la Red de áreas marinas protegidas del Mediterráneo que contribuyó a crear, y que tiene por objetivo facilitar los intercambios entre las áreas marinas mediterráneas protegidas, con la finalidad de mejorar la eficacia en la gestión de estos espacios y da clases como profesora asociada de Fisiología de la Facultad de Medicina y Ciències de la Salut de la Universitat Rovira i Virgili. En 2020 fue premiada con la Creu de Sant Jordi otorgada por la Generalitat de Catalunya en reconocimiento a su carrera profesional, íntegramente enfocada en el compromiso social en cuestiones ambientales.
Al preguntarle por el significado de la palabra sostenibilidad, Puri Canals sonríe y nos desvela que todavía hoy existe mucha confusión alrededor de este concepto porque es de nueva creación y nos explica que “no fue hasta 1992, durante la Cumbre de la Tierra organizada por la ONU en Río de Janeiro, que la sostenibilidad pasó a formar parte del paquete de políticas mundiales, como un objetivo para la humanidad. A partir de entonces, el concepto de sostenibilidad se convierte en un término de uso común sin que haya realmente una comprensión de lo que quiere decir, de modo que cada cual lo define un poco a su manera”.
Sin embargo, la bióloga nos expone una definición que contempla el concepto de sostenibilidad “como aquel modelo de desarrollo y funcionamiento de una sociedad que permite cubrir las necesidades de la generación actual, sin hipotecar las necesidades de las generaciones futuras”. Y advierte: “esta es una definición muy general con la que todo el mundo puede estar de acuerdo. Pero los debates aparecen cuando nos planteamos ¿cuáles son las necesidades de las generaciones actuales? ¿dónde las establecemos? ¿dónde se encuentra el punto crítico? Es ahí, donde tenemos que ubicar unos niveles, unos estándares y demostrar si son o no sostenibles esas necesidades. Ese es el reto. Porque más allá de las básicas de supervivencia, como la comida, el aire y el agua, como sociedad vamos incorporando nuevas necesidades que hacen más confortable nuestra vida, como la vivienda, la educación, la cultura. Hoy, son incuestionables cosas que hace 100 años no lo eran, como tener electricidad en casa”.
En este sentido, Canals apunta que “el tema de la sostenibilidad tiene que ver, por un lado, con cuáles son estos servicios que consideramos innegociables y que van a depender del contexto en el que se valoren y, por el otro, cómo los proveemos. Y aquí se abre todo un abanico de posibilidades que cuestionan cómo se mide la sostenibilidad, cómo computamos los factores que determinan si una acción se válida como sostenible o no. Porque el paquete de los indicadores es también uno de los grandes retos que plantea la sostenibilidad. Y es complejo ya que también depende del entorno en el que se aplica, del contexto, del momento”. Y puntualiza: “no hay valores absolutos en muchos de los parámetros. Son relativos. Porque no hay un único concepto de sostenibilidad, hay que contextualizar, porque está relacionado con el entorno, con las sociedades humanas y con el funcionamiento de estas”.
Por eso, al hablar de sostenibilidad es muy importante ir al origen. Un origen que encontramos, tal como nos desvela la bióloga, “directamente en la relación del hombre con el planeta, con sus recursos naturales y su funcionamiento. No solo es un tema de materia, sino de funcionamiento. Porque podemos estar manteniendo las piezas, pero sin las relaciones de energía y materia al final el sistema se colapsa. Por eso siempre es bueno mirar esta relación”.
Para ilustrar su explicación, Canals recuerda como en 1992 “se hablaba de desarrollo sostenible y era momento de definir, en base a nuestra observación, cuáles eran esas piezas. Y se decidió que había 3, los tres pilares de la sostenibilidad: el ambiental, el social y el económico. Pero yo discrepo de esta definición. Entiendo la estrategia de hacerlo así, porque estábamos en un mundo en el que el aspecto ambiental no existía, el social muy poco y todo el objetivo del foco de desarrollo se concentraba en el económico; por lo tanto, se debía mostrar cierta equivalencia entre los tres ejes. Pero, en realidad, el funcionamiento del mundo es que hay un medioambiente que tiene unos ecosistemas que hacen que exista la vida y que esta sea apta para la especie humana”.
Y de forma rotunda afirma: “Sin esto no hay humanos. Por lo tanto, la base del sistema es la naturaleza. Y esta naturaleza tiene una pieza que se llama especie humana y que se estructura en sociedades y, por tanto, hay una base que es ambiental y otra pieza encima que es la social. Estas sociedades humanas, en su mayoría, han desarrollado un sistema de intercambio entre ellas que se denomina economía. Que es posterior a la sociedad. Es por tanto una pirámide en la que la economía se sitúa en la parte de arriba, pero le hemos dado tanto peso a esta franja que estamos invirtiendo la pirámide y eso supone hipotecar las franjas de debajo, que no la puedan sostener. No se puede sostener el modelo de crecimiento económico basado en estas relaciones en las que la pieza de arriba pesa más que la de debajo”.
De esta manera, la bióloga propone poner el foco en la verdadera relación que se establece entre los tres ejes y en los impactos que generan: “Para mí hablar de sostenibilidad, si olvidamos que la relación no es en columnas separadas, sino que es una relación piramidal, nos ha de llevar siempre a ver cuáles son estas relaciones que se establecen en cualquier actividad humana que genera beneficios económicos. Pero es necesario mirar también debajo, en la base de la pirámide, ¿cuál es el impacto que se causa? ¿Es neutro, negativo o positivo? Y aquí es donde tenemos hoy el reto: empezar a generar actividad a nuestra sociedad que tenga valor económico pero que suponga también una mejora en los sistemas medioambientales que nos sustentan”.
Canals ejemplifica esta idea hablando de las aclamadas energías renovables, como la hidroeléctrica: “No siempre se puede catalogar como sostenible ya que, si se ha de construir un embalse a 100 metros de altura, cerrar el flujo de agua en una cuenca hidrográfica e impedir todo el movimiento de las especies al agua, etc., demuestra que su producción ha tenido un fuerte impacto”. Y menciona otros casos en los que este tipo de práctica también se repite como, por ejemplo, el caso de las eólicas: “no es lo mismo tener unos cuantos molinos al lado del lugar donde se consume, que tener grandes centrales que requieren de un gigante sistema de conducción, comparable con los de cualquier empresa nuclear o térmica”.
Porque la de Puri Canals, es una visión de la sostenibilidad que, lejos de ser filosófica, nace directamente del conocimiento de la funcionalidad ecológica, de aquello que nos sustenta como seres vivos: “Los primeros pasos hacia esta sostenibilidad consistieron, sobre todo, en reducir los impactos ambientales, de aquí vinieron todas las directivas comunitarias de impacto ambiental, de evaluación ambiental estratégica, de planes y programas, etc. pero no se eliminaban del todo. Y entonces nos encontramos que en algunos ámbitos de actividad hemos reducido la velocidad de degradación, pero no la hemos invertido. Si lo único que hacemos es bajar el impacto, entonces no estamos recuperando, estamos perdiendo más lentamente, en algunos ámbitos. En otros seguimos perdiendo de manera totalmente acelerada”.
“Ahora”, nos recuerda la bióloga, “hacer mejor las cosas que hace 50 o 100 años, no es suficiente. No solo debemos hacerlas mejor, sino que tenemos que compensar aquello que años atrás hemos ido degradando. Por lo tanto, tenemos que invertir en muchos proyectos relacionados con restauración, con la recuperación de la capacidad de la naturaleza para sostenernos como sociedades en el planeta. Y esto tiene que ver con aspectos relacionados con la tierra, con el mar, con el aire... es enormemente complejo”. Y aclara: “Porque no es una lista de elementos técnicos, como cuando tú planteas un producto que quieres poner en el mercado. Esto implica una comprensión de la complejidad de los sistemas, que, aunque hay mucha información, ni la tenemos toda, ni la tendremos nunca, porque cada sistema tiene muchos subniveles”.
Sin embargo, para Canals el problema principal es que “estamos educados en la simplificación y no en la gestión de la complejidad. Por eso tendemos a buscar soluciones simples, cuando en realidad el sistema es muy complejo y cualquier solución simple solo será efectiva si al colocarla en el sistema se conecta bien con el resto de las piezas. Si no, quizás sea una solución inmediata, pero que a medio y largo plazo, acabará creando más desequilibrios”.
A partir de su extensa formación en ciencias biológicas, bioquímica, ecología y fisiología, Puri Canals se ha ido especializando en el funcionamiento celular de los organismos, ya sean humanos o animales. Y en este sentido, afirma que el conocimiento básico que ha aprendido es que “los organismos vivos tienen una serie de sistemas de equilibrio que se denominan homeostáticos, dónde cada pieza tiene una función, pero no es una función aislada del resto de piezas. Y, precisamente, en el equilibrio de estas piezas y su funcionalidad se garantiza la continuidad de una vida. Esto es igual en una célula, o en un cuerpo humano. Y cuando estos sistemas homeostáticos que se autorregulan son incapaces de mantenerse en equilibrio, mueren”.
“Esto es, exactamente, lo que pasa en el sistema Tierra”, afirma Puri. “Un montón de piezas conectadas en el sistema, en el que unas ayudan a las otras y crean este equilibrio. Cuando el equilibrio colapsa, el sistema desaparece. Esto son redes de conexión en las que se traspasa materia, energía e información. Y esto es lo que permite que el sistema esté vivo. Desde un punto de vista biomimético, las sociedades tienen muchas piezas que por sí solas son súper interesantes, tienen gran cantidad de información, mueven mucha energía, mucha materia, pero que actúan como núcleos aislados. No están conectados unos ámbitos con otros y esto hace que la potencialidad de cambio se vea reducida por la incapacidad de pasar esta información y de establecer sistemas operativos”.
Por lo tanto, si imitamos a la naturaleza, en el contexto de las sociedades humanas “es muy importante crear conexiones que permitan flujos efectivos de información, de energía, de materia... Porque hoy estamos abordando retos que son complejos, que son sistémicos, pero intentamos dar soluciones desde un pensamiento lineal y desde unas estructuras rígidas que no permiten esta situación sistémica”, explica Puri Canals.
Y tiene muy claro que la solución pasa por “crear mecanismos que sean piezas clave, a partir de las cuales la información y las capacidades puedan circular para llegar a niveles donde antes no llegaban y para llegar a muchos más individuos, muchas más Instituciones. Y todo esto requiere ser acelerado, para dar respuestas a tiempo que sean realmente útiles para mitigar el proceso de degradación en el que estamos. El trabajo a través de redes, muy diseñadas, que permitan ver cuáles son los núcleos que pueden acumular, distribuir y sobre todo amplificar la información para pasarla a niveles superiores o a niveles laterales; desde mi punto de vista, es una de las mejores soluciones que podemos tener a corto y medio plazo para lograr mucha más capacidad de actuar. Porque los otros métodos requieren mucho más tiempo para generar estas capacidades”.
Como co-creadora de la red MedPAN nos cuenta que se dedica a “promover este tipo de redes en un ámbito muy concreto que es el de la gestión de los espacios protegidos marinos, en un principio en el Mediterráneo, pero ahora también en el atlántico y en el sudeste asiático. La idea es que, si a estas personas que trabajan en un área protegida concreta, como Cabrera o Medes, los conectas con el resto de las áreas del Mediterráneo, amplían sus recursos y necesitarán menos tiempo. Se trata de una capacitación a partir del intercambio con otras personas que, trabajando en el mismo ámbito, desde una base de conocimientos equivalente, desde unas problemáticas equivalentes, comparten unas maneras de hacer ante de unos retos similares”.
El trabajo en red permite, además, que las opciones se amplifiquen y las capacidades de hacer cosas de manera más efectiva, aumenten: “Las redes permiten acelerar el aprendizaje, la mejora de capacidades y, además, permiten conectar los conocimientos de estos equipos que están sobre el territorio, trabajando, con aquellos que toman decisiones a nivel europeo, a nivel mundial... ofreciendo más información, más válida, más relevante, no filtrada y más realista. Aceleras todos los flujos de información y de cambio. Y además te permite incorporar otros elementos que no estaban en el sistema inicial”.
A lo largo de su trayectoria profesional Puri Canals ha puesto en práctica aquello que predica a base de constancia y empeño. Para ella, la motivación, el conocimiento y los recursos son fundamentales para implementar modelos más cooperativos: “el primer paso es que todos actuemos a nivel local para regenerar todo nuestro entorno. Y para ello debemos amar el entorno en el que vivimos, para así no dañar aquello que queremos como lo estamos haciendo actualmente”.
Puri Canals hace hincapié en el esfuerzo que aún ha de hacer gran parte del sector empresarial para alinearse con este sistema de trabajo: “Aún queda mucho por hacer, aunque las compañías van introduciendo cada vez más cambios sostenibles a la hora de trabajar”. A la vez, mantiene que “para que una empresa pueda ser capaz de crear redes de apoyo, ha de ser suficientemente amplia como para integrar una gran diversidad de perfiles, instituciones y actores de manera eficaz. Sin olvidar que el tipo de relaciones personales han de promover la cooperación y no la competitividad en primer lugar, tanto a nivel interno como externo”.
Por otro lado, se muestra optimista al ver que cada vez aparecen más empresas nuevas que quieren impulsar la mejora del entorno y de la sociedad. Aunque, “muchas veces, se encuentran con un marco normativo del mundo mercantil que potencia la competitividad y no la competencia”.
Sin duda, charlar con Puri Canals, supone conferirle a la sostenibilidad una nueva dimensión a partir de la cuál es posible hacer mejor las cosas. Antes de marcharse, la bióloga nos regala una frase contundente, de esas que invitan a la reflexión profunda, tanto individual como sociedad, y que nos impulsa, todavía más, a acelerar el motor de cambio hacia un modelo de vida sostenible: “Existe sólo la naturaleza y una de sus piezas es el hombre. La falta de conexión entre sus partes nos hace creer que podemos dominarla, ya que nos sentimos como un individuo totalmente ajeno al medioambiente. Si por el contrario nos sintiésemos naturaleza, no la maltrataríamos”.