Barcelona mitológica (I): ¿Layetanos, Hércules o Amílcar Barca?
Si habéis leído o visto “La Vida de Pi”, novela de Yann Martel, al final el protagonista pregunta a su interlocutor cuál de las dos historias que le acaba de contar prefiere, las dos explican su vida en altamar en un bote durante un año tras sobrevivir a un naufragio. Una historia es asombrosa, siempre está acompañado de un tigre de Bengala llamado Richard Parker y le ocurren mil peripecias delirantes, la otra es la lucha sin piedad de cuatro personas por su supervivencia, canibalismo incluido. ¿Cuál de las dos historias explica mejor lo ocurrido?, pregunta el náufrago. La del tigre, le responden sin dudarlo. Los mitos nos ayudan a contestar las preguntas existenciales de la vida. Lo hacían los griegos y lo seguimos haciendo nosotros. Necesitamos historias para entender lo inexplicable.
¿Por qué Barcelona se llama así? Grandes lingüistas como Joan Corominas nos explican que el origen es un topónimo layetano: Barkeno. Constan monedas layetanas con dicha inscripción y como los layetanos eran de cultura helena, Barkeno viene a decir “Hacer Barcos” o lo que sería lo mismo, “astillero”. Algo lógico ya que se encontraba en un enclave privilegiado para la entrada y salida de barcos. Lógico, pero con poco glamur y menos épica para una ciudad con el alma de Barcelona. Pero que no decaiga el ánimo, si en vez de a la etimología nos asomamos a la mitología, tenemos dos explicaciones mucho más jugosas, aunque sin base arqueológica o histórica.
Amílcar Barca
La leyenda de origen cartaginés nos relata que fue Amílcar Barca quien fundó la ciudad hacia el 230 a. C. con el nombre de Barkenon, Barcelino o Barci Nova haciendo mención a su linaje. Recordemos que Amílcar fue el vencedor de la primera guerra púnica contra los romanos y padre del gran Aníbal, que atravesó los Pirineos con 38 elefantes en la segunda guerra púnica contra Roma, ciudad a la que nunca consiguió llegar.
Hércules
Pero la leyenda que más ha calado en el imaginario barcelonés es la de origen romano, con Hércules como protagonista 400 años antes de la fundación de Roma. Según la mitología, Hércules, tras el cuarto trabajo que le fue impuesto en penitencia por haber asesinado a su mujer y sus hijos, se une a los argonautas liderados por Jasón en la búsqueda del vellocino de oro cruzando el Mediterráneo con nueve navíos. Una tormenta dispersó la flota cerca de la costa catalana, aunque consiguieron reagruparse todos salvo una nave. Jasón le ordenó a Hércules la búsqueda del noveno navío (Barca Nona), que encontró a orillas de la colina de Montjuïc. Al parecer, a los tripulantes les fascinó tanto el lugar que con la ayuda de Hércules y Hermes fundaron una ciudad con el nombre de Barcanona.
Si fuera la iconografía de la ciudad la que decidiera entre una u otra leyenda, Hércules ganaría sin dudarlo. Tanto Amílcar como Hércules cuentas con sendas calles en la ciudad condal. Pero Hércules tiene dos importantes fuentes en su haber, entre otras representaciones.
La fuente más antigua de la ciudad
Se trata de la fuente ornamental más antigua de la ciudad y data de 1797. Obra de estilo neoclásico del escultor Salvador Gurri, se hizo con piedra de Montjuïc, lo que podríamos considerar poético. El motivo del encargo fue la visita del rey Carlos IV y su boda con Maria Luisa de Borbón-Parma. Pero su emplazamiento actual no fue ni mucho menos el original. Inicialmente se colocó en el actual Paseo de Lluis Companys, a la altura de la calle Comerç. Pero al construirse el Palacio de Bellas Artes para la Exposición Universal de 1888, la fuente quedó enclavada en sus jardines hasta 1928, en que se trasladó a su actual ubicación, en el cruce de la calle Córcega y Paseo de Sant Joan.
La fuente es una columna coronada por Hércules desnudo apoyado en un garrote y con una piel de león sobre su brazo izquierdo. En la columna, se ve un medallón de la pareja real flanqueada por dos leones y la fuente a su alrededor.
La fuente de Hércules, de Gaudí
En el Palacio Real de Barcelona, exactamente en el bosque de bambúes, está la fuente de Hércules de piedra y hierro forjado obra de Antoni Gaudí en 1884, cuya existencia no fue descubierta hasta un siglo más tarde en 1984. La fuente ornamental fue pensada para la finca que la familia Güell tenía en Pedralbes, parte de cuyos terrenos se cedieron para la construcción del nuevo Palacio Real, y durante muchos años quedó escondida por la vegetación hasta la realización de unos importantes trabajos de limpieza hace tan sólo treinta y pocos años.
Sin embargo, el dios omnipresente en la ciudad es Hermes, el hermano de Hércules, Mercurio en la tradición romana. Sólo en la plaza de Catalunya hay 47 representaciones del dios griego alado protector del comercio, de la industria y de la navegación. Pero esta será otra historia.
Volviendo al principio, ¿ya tienes claro quién fundó Barcelona? ¿Los layetanos, Amílcar o Hércules?