Espacios comunes de ocio en edificios de viviendas, ¿cómo funcionan?
Al entrar a vivir en una comunidad de vecinos también estamos aceptando compartir los espacios comunes del inmueble, es decir, aquellas zonas que pertenecen de forma conjunta a todos los propietarios y a las que pueden acceder todos los vecinos, ya sean propietarios o inquilinos. Entre estos espacios destinados a diversos usos, se encuentran las zonas comunes de ocio: jardines, pistas de pádel, básquet, piscinas, solárium, locales para fiestas, parques infantiles o terrazas. Las opciones son múltiples y cada vez más frecuentes y demandadas, ya que estos espacios comunes de ocio en edificios de viviendas ofrecen la opción de disponer de un área de disfrute y relax, en tu propia casa.
El uso de estas zonas cobra especial protagonismo con la llegada del buen tiempo, pero al tratarse de espacios compartidos, también pueden convertirse en un foco de problemas y confrontaciones entre vecinos. De modo que, si estás pensando celebrar la fiesta de cumpleaños de tus hijos en el jardín de la comunidad o invitar a unos amigos a la piscina, hay algunas cosas que deberás conocer de antemano.
¿Cómo se gestionan las zonas comunes de ocio de la comunidad de vecinos?
Existe una ley que regula el uso y mantenimiento de todas las zonas comunes de una vivienda, se trata de la Ley de Propiedad Horizontal, un conjunto de normas, que puede variar en cada comunidad autónoma y que, desde hace 61 años, ordena todo lo relacionado con pisos, locales o zonas comunes dentro de las comunidades de propietarios. En esencia, esta ley apunta que los vecinos pueden hacer uso de los espacios comunes siempre que no se perjudique al resto de la comunidad y establece la prohibición de desarrollar actividades molestas, tanto en las viviendas como en las zonas comunes.
Pero ¿qué se considera una actividad molesta o perjudicial? Más allá de lo descrito en la ordenanza municipal de cada ciudad, cada comunidad de propietarios puede ajustar esta definición, de forma consensuada, estableciendo unos Estatutos y un Reglamento de Régimen Interno de obligado cumplimiento para todos los vecinos. Estos documentos permitirán regular la convivencia, la utilización de los espacios compartidos y definir cuáles son las actividades prohibidas.
En lo relativo a las zonas comunes de ocio esta normativa de regulación interna puede contemplar aspectos clave para garantizar una buena convivencia como:
- Horarios y reserva de espacios: Para garantizar el buen funcionamiento de cada zona es necesario establecer horarios específicos de uso y, en caso necesario, aforos concretos. Para evitar aglomeraciones, especialmente en las zonas dedicadas a actividades deportivas, como pistas de pádel o tenis y piscinas, es recomendable facilitar un sistema de reservas o turnos a través de calendarios, incluso, en las comunidades más avanzadas tecnológicamente, a través de apps.
- Mantenimiento y limpieza: Las normas del reglamento también deben hacer referencia a las condiciones higiénicas en las que deben usarse y mantenerse las instalaciones.
- Regulación de acceso a invitados: Otro aspecto importante a decidir, es si la comunidad permite o no la entrada de invitados, como amigos o familiares, en las zonas comunes de ocio y, en caso de que sí especificar en qué circunstancias y con qué limitaciones.
- Actividades prohibidas: Con el máximo detalle, para no dar lugar a error, deberán especificarse todas las actividades prohibidas en cada área común. Entendiendo que todas aquellas no incluidas, estarán permitidas.
¿Quién tiene responsabilidad sobre los espacios comunes de ocio en los edificios de viviendas?
La gestión de cualquier zona común es responsabilidad de todos los propietarios. Por tanto, ante cualquier incidente o siniestro que se produzca y perjudique el edificio o cause daños a terceros, quien debe responder es la comunidad de propietarios.
Antes de disfrutar de las zonas compartidas de tu comunidad es importante que conozcas la normativa vigente para poder actuar en consecuencia. Los espacios comunes de ocio en los edificios de viviendas promueven la relación entre vecinos y contribuyen al bienestar de las personas que los frecuentan, por eso merece la pena ser responsable y garantizar el buen funcionamiento de toda la comunidad.