Meritxell Jubany: “Domènech i Montaner ha quedado eclipsado por la marca Gaudí”
Historiador, político, escritor, editor... y por supuesto arquitecto. Al más puro estilo Leonardo Da Vinci, Lluís Domènech i Montaner (1850-1923) fue prolífico en diversas disciplinas, aunque fue la de arquitecto la que le aseguró la inmortalidad. Considerado por muchos como el auténtico padre del Modernismo, fue director de la Escuela de Arquitectura de Barcelona, donde formó, entre otros, a Gaudí y a Puig i Cadafalch. Con ellos acabaría “compitiendo” en la célebre Manzana de la Discordia de paseo de Gràcia. Allí, la sociedad barcelonesa del momento se preguntaba cuál de las tres construcciones (Casa Lleó i Morera, Casa Amatller y Casa Batlló) era la más bella e imaginó una rivalidad entre los tres artífices que, en realidad, jamás existió.
Con motivo del centenario de su fallecimiento, en Núñez i Navarro hemos entrevistado a Meritxell Jubany, gestora cultural y colaboradora de esta casa. No en vano, realizaba las visitas guiadas en la Casa Lleó i Morera, rehabilitada por Núñez i Navarro en 2006. Esta experiencia le empezó a marcar desde el mismo momento en que comenzó a conocer la obra de Domènech, según su propio testimonio: “Fue tan grande la admiración que sentí por Domènech i Montaner que, a partir de aquel momento, y de manera autodidacta, fui ampliando conocimientos”, llegando a descubrir la fuerte vinculación del genio barcelonés con la comarca del Maresme, donde el arquitecto tenía raíces familiares por vía materna.
La gestora cultural Meritxell Jubany
Los conocimientos llevaron a Jubany a la especialización en el Modernismo, y, dentro de este en la obra domenechiana. Y la especialización la llevó al desarrollo de Espais amb Història, un proyecto personal “con el objetivo de dar a conocer el patrimonio histórico especializándome en modernismo en la comarca del Maresme”, cuyo hilo conductor fue la gestión del Castell de Santa Florentina, en Canet de Mar. Este edificio, uno de los proyectos más importantes de Lluís Domènech i Montaner fue “inicialmente un proyecto de rehabilitación por encargo de su tío, el editor Ramon Montaner i Vila”. Lo que a finales del siglo XIX empezó como una rehabilitación respetuosa y fiel al estilo medieval del edificio, continuó ya entrados en el siglo XX con una ampliación del castillo haciendo un palacio anexo. “Lo que realmente hace Domènech i Montaner junto al edificio medieval es hacer un palacio con un estilo neogótico para ser fiel al edificio original. La genialidad de la construcción se encuentra al incorporar elementos arquitectónicos del gótico catalán que procedían de edificios abandonados. Se compran piezas auténticas y se van incorporando a esta nueva parte del castillo”.
El Castell de Santa Florentina no es la única joya del modernismo escondida en el Maresme. Esta comarca, muy cercana a Barcelona, es especialmente interesante en el ámbito arquitectónico gracias al legado tanto de Domènech i Montaner, como de Puig i Cadafalch, con la Casa Coll i Regàs como máximo exponente. “Fue la primera obra que hizo como arquitecto municipal y como recién titulado en arquitectura. Puig i Cadafach recibió el encargo de un empresario del textil de Mataró, para hacer una casa familiar”, afirma Meritxell Jubany sobre este icono reconvertido en casa-museo tras un proceso de rehabilitación. Como no hay dos sin tres, la gestora cultural cierra su triunvirato modernista con la Casa Garí, “una casa privada, que no se visita, pero es un ejemplo de arquitectura de Puig i Cadafalch en el Maresme”.
Hablar sobre arquitectura y Modernismo nos lleva irremediablemente a hablar de Gaudí y de la eterna comparación entre ambos genios catalanes. En este sentido, Jubany tiene muy clara la injusticia con la que se ha tratado a Domènech i Montaner. “Ha quedado un poco eclipsado por la marca Gaudí”, sentencia. “Gaudí fue excepcional pero otros muchos arquitectos, como Lluís Domènech i Montaner han sido igualmente excepcionales”. Para defender su tesis propone un recorrido por los edificios ‘desaparecidos’ del arquitecto, “como el Hotel Internacional o el Castell dels Tres Dragons, este último en el Parc de la Ciutadella, actualmente en estado de abandono y en desuso, sin ningún plan de rehabilitación a medio plazo”. Su alegato prodomenechiano continúa recordando el enorme legado para la ciudad de Barcelona, que va desde el Palau de la Musica Catalana, “su gran obra monumental, que además es Patrimonio de la Humanidad reconocido por la UNESCO”, al Recinte Modernista del Hospital de Sant Pau, pasando por la Casa Fuster o la Casa Lleó i Morera.
Jubany habla con conocimiento de causa, puesto que conoce al dedillo todos y cada uno de los edificios que menciona. Especialmente la Casa Lleó i Morera, como ya hemos comentado al inicio. Se sabe el edificio modernista rehabilitado por Núñez i Navarro como si fuese su propia casa y te puede explicar hasta el más mínimo detalle, como el simbolismo del piso principal, donde vivió la familia del doctor Morera porque “representa realmente cómo era la familia y su historia personal”. A modo de ejemplo, Jubany cita el conjunto escultórico del recibidor, que representa una canción popular catalana. “Hace referencia también al hijo que perdió el matrimonio Morera a los pocos días de nacer. Es entonces una representación artística, que también habla de esta trágica experiencia de la familia”. Junto al conjunto escultórico, la gestora cultural destaca también la profusa decoración del edificio Lleó i Morera, premiado ya en 1905 por su innovación, tanto en el interior como en el exterior. “Un ejemplo maravilloso de las artes decorativas y modernistas que, además, se encuentran en un estado de conservación excelente” y que el área de rehabilitación mantiene excelentemente conservado.
El de la Casa Lleó i Morera no es el único ejemplo de rehabilitación de edificio modernista. En Núñez i Navarro ya hemos recuperado unos cuantos edificios singulares. Este ejercicio de rehabilitación ha permitido dar una nueva vida a inmuebles históricos que había ido cayendo en el olvido a lo largo del siglo XX y que se encontraban, en algunos casos, en estado ruinoso. Afortunadamente, desde la época de Barcelona’92, el Modernismo se ha convertido en un valor, principalmente vinculado a la marca Gaudí, y ha servido para dar a conocer a Barcelona en todo el mundo. La gestora cultural aplaude esta iniciativa y destaca claramente los beneficios que genera: “Un patrimonio que se ha sabido conservar, restaurar, rehabilitar y comunicar es una oportunidad de dar a conocer la cultura del país, dar a conocer unos personajes a nivel internacional, y además como símbolo de identidad y pertenencia”.
En el caso de Domènech i Montaner, la conmemoración de la efemèride de su fallecimiento es un claro ejemplo de divulgación. “Una buena oportunidad para volver a centrar todos los esfuerzos en la difusión del legado de este arquitecto, pero no solo su legado arquitectónico, sino todo lo que hizo como historiador, político, etcétera”. Así pues, según Jubany, 2023 será un año lleno de actividades, conferencias, visitas y… ¿novedades editoriales? Como la CIA en sus comunicados, Meritxell Jubany ni confirma ni desmiente: “Quizás aprovecharé la oportunidad de presentar una novela que estoy en proceso de publicar sobre el Castell de Santa Florentina y el linaje de los Montaner”. Tomen nota porque apunta a Best-Seller.