RCR Arquitectes: “La arquitectura tendría que evolucionar hacia la belleza. La funcionalidad es efímera”
Rafael Aranda, Carme Pigem y Ramon Vilalta fundaron en 1988 el estudio de arquitectura RCR, que definen como “Taller creativo de arquitectura”. En marzo de 2017 recibieron el premio Pritzker, el más prestigioso en arquitectura, y de ellos el jurado dijo: “Sus obras abarcan desde espacios públicos y privados hasta lugares culturales e instituciones educativas, y su capacidad para relacionar intensamente el entorno específico de cada sitio es un testimonio de su proceso y su profunda integridad ".
Esta entrevista es fruto de un intercambio de emails.
Son muy jóvenes y han logrado el nobel de la Arquitectura. ¿Condicionará a RCR teniendo en cuenta que su profesión es más longeva que muchas otras?
No debería condicionarnos, sino impulsarnos para seguir en la misma línea.
¿Cuál es la llamada más inesperada que han recibido?
La del propio premio para anunciarnos que éramos los ganadores de este año.
El Pritzker ha sido el galardón más “sonado” que han recibido, pero no ha sido el único. ¿Cuál les hizo más ilusión?
El primero[1], porque nos espoleó para seguir y convencernos de que podíamos continuar.
¿Hay una relación directa entre premios y volumen de trabajo?
No.
Sencilla, dialogante, luminosa, pausada, honesta… Son algunos de los adjetivos que se han usado para definir su arquitectura. ¿Cómo la definirían ustedes?
Esencial. Es la palabra que más nos gusta para definir nuestra arquitectura porque tiene la finalidad hacer sentir a las personas.
A la hora de plantear un nuevo proyecto, ¿cuál es su proceso creativo?
Hacemos tabula rasa y reflexionamos de cero sobre el proyecto que vamos a desarrollar, estudiando y entendiendo el lugar donde se ubicará.
¿Qué les diferencia de otros estudios?
La arquitectura es creativa y cada autor sigue su propio impulso.
¿Quiénes son sus referentes actuales?
Los primeros fueron los que estudiábamos en la escuela y los grandes maestros. Ahora, los arquitectos japoneses porque tienen una sensibilidad muy conmovedora a la hora de imaginarse los espacios.
¿Hay alguna de sus creaciones de la que estén especialmente orgullosos?
De todas… son hijas nuestras.
Además del estudio han desarrollado un laboratorio de investigación y una fundación privada. ¿Qué tarea desarrollan en el conjunto de su obra?
Entendemos que un mundo complejo como el nuestro pide respuestas complejas y nos gusta hacer investigación para acercar a las personas el valor de la arquitectura entendida como calidad espacial para la vida.
Viviendas, museos, bibliotecas, guarderías... su obra es larga y variada.
Precisamente porque nos gusta avanzar e investigar no hemos sido arquitectos “especialistas”. Es difícil escoger un tipo de proyectos y desechar otro, dado que no son comparables entre ellos.
¿Qué querrían que dijeran de sus edificios en el futuro?
Que perdura su calidad espacial y que siguen emocionando a las personas. Que en medio de un mundo global, había espacio para los sentimientos de pertenencia.
Belleza o funcionalidad. ¿Hacia dónde está evolucionando la arquitectura en este siglo XXI?
Tendría que evolucionar hacia la belleza. La funcionalidad es efímera.
